Son pocos, muy pocos, los argentinos capaces de señalar a la hipertensión arterial como el principal factor de riesgo del accidente cerebrovascular (ACV). Una reciente encuesta realizada en nueve países de América latina, incluida la Argentina, mostró que el 65% de los entrevistados desconocía ese vínculo.
Es más, uno de cada cuatro no sabía qué es el ACV, evento vascular que constituye la tercera causa de muerte en los países desarrollados.
«La gente no asocia a la hipertensión con el accidente cerebrovascular -comentó el doctor Gabriel Waisman, presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial-. En su lugar, es muy común que la gente tenga miedo de lo que llaman pico de presión, pero no a la hipertensión sostenida.»
Esos «picos de presión» que se producen cuando ocurre un ACV no son sino la forma en que el cerebro se defiende del accidente cerebrovascular, explica Waisman: «Esos picos no son la causa del ACV, cuya causa real es el deterioro progresivo de las arterias que se produce como resultado de la hipertensión crónica no controlada».
Se estima que la hipertensión afecta a 10 millones de argentinos -entre el 24 y el 26% de la población adulta-, y que la mitad desconoce que sus niveles de presión arterial superan los recomendados 140/90 milímetros de mercurio. Y, lo que es peor, de los cinco millones que sí saben que son hipertensos, sólo un millón y medio tiene bajo control la enfermedad.
«Estamos como en los Estados Unidos en los años setenta -comentó el doctor Waisman, jefe de la Unidad de Hipertensión del Hospital Italiano-, que gracias a campañas de promoción de salud dirigidas a la comunidad, pero también a los médicos, lograron que hoy el 34% de los hipertensos tenga controlada su presión arterial.»
En la Argentina, opinó, «un gran problema es la falta de acceso al sistema de salud: muchas personas no pueden pagar una prepaga, no tienen obra social y conseguir turno en un hospital puede ser dramático. A eso se suma que nuestro sistema de salud no se acerca al paciente; en Alemania, por ejemplo, el médico va a la casa o al trabajo de las personas a tomarle la presión.
«Nuestro modelo de salud no es el adecuado para el manejo de las enfermedades crónicas, como la hipertensión», concluyó Waisman.
Fumando espero (el infarto)
Los resultados de la encuesta sobre hipertensión fueron difundidos ayer, cuatro días antes del Día Mundial del Corazón que se celebrará este domingo en todo el mundo. Coincidentemente, la revista especializada Tobacco Control publicó otro estudio que apunta a detallar el impacto de otro importante factor de riesgo vascular.
Tras estudiar durante casi 30 años a 43.000 personas, investigadores noruegos llegaron a la conclusión de que fumar entre uno y cuatro cigarrillos al día casi triplica el riesgo de morir por enfermedad coronaria (así como aumenta de tres a cinco veces las posibilidades de contraer un cáncer de pulmón mortal).
«En ambos sexos, fumar menos de cinco cigarrillos diarios se asoció con un riesgo significativamente mayor de morir de enfermedad coronaria isquémica», declaró uno de los autores del estudio, el doctor Aage Tverdal, del Instituto de Salud Pública de Noruega, en Oslo.
«Este estudio debería destruir de una vez por todas el mito de que fumar unos pocos cigarrillos al día no hace ningún daño», dijo a la BBC Amanda Sandford, de la organización no gubernamental Acción sobre Tabaquismo y Salud (Action on Smoking and Health). «Es tan simple como que no hay un nivel seguro de tabaquismo.»
Tabaquismo e hipertensión son dos de los principales factores de riesgo de las enfermedades cardio y cerebrovasculares. Otro gran factor es el sobrepeso que, según las más recientes estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya alcanza a más de mil millones de personas en todo el mundo y podría aumentar un 50% en los próximos diez años.
Por Sebastián A. Ríos
De la Redacción de LA NACION