Que veníamos de una situación crítica después de 4 años de Macrismo, no es una novedad, insisto con esto, todos sabían que el país era una olla a presión, aun así, nunca se presentó un plan económico antes de que comenzara la pandemia aun con un endeudamiento sin antecedentes, eso merecía alguna cuota de certeza en cuanto a los pasos a seguir, pero eso no pasó.
Llego la pandemia y el estado nacional comenzó a utilizar la maquinita de imprimir billetes para llegar con ayuda a todos los que de un día para otro pasaron a ser desocupados, ya lo eran o habían tocado fondo con la crisis económica que se vivió desde el 2015 al 2019.
Así es que en 6 meses el estado emitió un billón y medio de pesos, el equivalente a 14.000 millones de dólares, a lo que hay que sumarle 16.000 millones de dólares por las demoras en el cierre del acuerdo con los acreedores externos que ya rechazaron 3 propuestas del Ministro de Economía Guzmán.
Si a todo esto le agregamos que el presidente dice públicamente que “no cree en planes económicos, sino en objetivos”, el caldo de cultivo está listo para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) imponga su plan económico que algunos ya hemos vivido en carne propia en reiteradas oportunidades a los largo de los últimos 50 años, porque aquí de lo que se trata es de cobrar y ya no importa la quita de intereses o capital, lo que importa es cobrar y argentina hoy no tiene acceso a préstamos o créditos de ningún tipo porque está en default y sus socios políticos, Cuba y Venezuela, por mucho que lo nieguen están peor que nosotros, allí los únicos ricos son los dirigentes, el pueblo está hambreado y los países endeudados, sumidos en la pobreza.
Ningún plan del FMI ha propendido al bien común, siempre van por el equilibrio fiscal o sea ajustar, achicar el estado, imponer impuestos como por ejemplo a la riqueza, bienes personales o las grandes fortunas, es decir un espanta inversiones que termina destruyendo lo poco que tiene y beneficiando como siempre a los grupos de poder real que han existido de que este país se llama Argentina.
Ahora bien, en tanto y en cuanto el gobierno no pueda manejar, conducir, o convencer a esos grupos, seguirán haciendo lo que quieran, poniendo uy sacando presidentes o llevándose fortunas al extranjero, sin importar quien gobierne, este también es un problema endémico de Argentina y por todo esto sería fantástico que Alberto Fernández, deje de jugar al “lo digo, no lo digo” y presente ese bendito plan para llevar una mínima cuota de certeza a millones de argentinos sumidos en la pobreza, la indigencia y el abandono antes que el FMI nos caiga en la cabeza una vez más porque hoy dependemos de ellos y lo saben así que es fácil venir e imponer lo que sea con tal de cobrar sus cuentas. A ver si lo entienden los que creen que se puede hacer lo que se quiera con un país endeudado, dependiente económicamente y con cero seguridades jurídicas para nadie, así no funciona el mundo globalizado, así no funciona el mercado global, ni las relaciones bilaterales, ni el comercio exterior.
Resumiendo, Argentina necesita divisas y hoy por muy poco que les guste del único lugar que pueden sacar algún redito es de la producción agroindustrial, pero, la están atacando y matándola a impuestazos, mas mal no se puede.
Armando Cabral