Contar con una huerta o vivero en la escuela es una herramienta pedagógica trascendental para los docentes y estudiantes: contribuye al trabajo en equipo, promover valores como la solidaridad y la cooperación al mismo tiempo que se establece una conexión con la naturaleza. Es una temática muy versátil y se puede adaptar a muchas de las materias de los distintos niveles de enseñanza. Desde las ciencias naturales, pasando por las sociales y es una forma muy práctica de poder enseñar, por ejemplo, las dimensiones dentro de las matemáticas.
En Ushuaia, la técnica del Pro Huerta Kati Pohjola ofreció un curso de capacitación sobre huerta agroecológica. Del mismo participaron 28 personas entre ellos referentes barriales, agentes de salud y docentes de nivel inicial y primario. En los encuentros, que se dieron durante los martes de mayo, se trataron temas como los tipos de suelo, de siembra, cobertura, especies y compost. “La participación de los interesados fue muy activa, pudimos compartir experiencias, también entregamos material complementario de gran ayuda”, enfatizó la técnica. Ella, junto a la Ing. Agr. Mavina Fasce, realizan apoyo técnico a varias huertas escolares y también brindan charlas en las escuelas sobre compost, semillas y cultivos a cielo abierto”.
Desde marzo de este año el INTA a través del programa Pro Huerta, que gestiona junto al Ministerio de Desarrollo de la Nación, está llevando a cabo diferentes encuentros con personal del Ministerio de Educación de la provincia para capacitar a docentes que tengan un proyecto escolar de huerta.
“Desde hace dos meses el Gobierno Provincial lanzó el Programa ´Un vivero por escuela´ desde ese momento se está trabajando con el INTA para evacuar dudas y trabajar en conjunto” contó María Inés Valdéz de la Secretaría de Planeamiento y Servicios del Ministerio de Educación de la Provincia. En cuanto a la parte operativa explicó la división de tareas entre las instituciones, “el INTA va a ser el responsable de la capacitación del personal y nosotros nos vamos a encargar de la mano de obra para la construcción de viveros nuevos, el mantenimiento de los actuales y todo lo que tenga que ver con la coordinación con las instituciones”, aclaró.
Al ser consultada por la importancia de las huertas en las escuelas Valdéz explica que “esto permite intensificar la relación de los niños con el entorno, la educación nutricional, los alumnos van a poder sembrar, cosechar y cultivar y esto promueve el bienestar medioambiental, social y físico de toda la comunidad escolar”. Es por eso que dentro del ministerio que integra está en proceso de formación la Secretaría de Gestión Ambiental y Educación Agrícola, tendiente a hacer sostenible en el tiempo estas iniciativas.
Es así como el INTA a través del Programa Pro Huerta no solo capacita a futuros agentes multiplicadores, si no que ofrece también apoyo técnico para las instituciones con proyecto de huerta o vivero. En Río Grande, en la Escuela Provincial N°8 “Gral José de San Martín” que cuenta con un proyecto modelo de la temática. Allí se realizó el lanzamiento de temporada 2016 – 2017 del Programa junto al equipo docente de la institución y durante el transcurso de la misma se realizaron visitas por parte de los técnicos para acompañar la siembra de las variedades, el riego y también la cosecha.
En la Escuela Rural N°11 “Pioneros Fueguinos” de la Estancia Sara, a unos 80 km al norte de Río Grande, los extensionistas del INTA también participaron del diseño del invernadero y de su construcción. En esa institución no solo se trabaja con un proyecto de huerta sino también con un lineamiento nutricional trasversal a todas las materias de la currícula.
También la Agencia de Extensión Rural Río Grande recibe durante el año lectivo a estudiantes de diferentes colegios de nivel secundario para realizar pasantías en la institución. Los grupos cambian por semestre y son alumnos y alumnas que optarán por carreras superiores orientadas a la ganadería, agronomía, veterinaria y afines.
Esta práctica agroecológica promueve hábitos de vida más saludables donde las verduras y hortalizas libres de agroquímicos y sembradas por sus propias manos son el plato fuerte de una mejor nutrición.