Dicen que esa frase es de Abraham Lincoln, aunque en Google, hay muchas fuentes diferentes, pero es una realidad, hoy vemos con agrado, que aquello que decíamos hace meses, para algunos empieza a ser una realidad.
No estamos bien, y más, estamos peor de lo que muchos nos querían hacer creer. Ninguna consultora, privada, local o extranjera, ha mencionado en los últimos 15 meses que algún indicador de la economía de positivo.
El consumo nunca se recuperó, la industria, lo mismo, el desempleo siguió aumentando, la pobreza también, la industria trabaja un mes y para dos, el campo no ha liquidado su cosecha, la industria automotriz esta frenada, las pymes no logran recuperar niveles de venta de 2023.
Los sueldos en promedio en argentina son de 270 dólares, mientras el presidente dice que es de U$D 1100, un dislate que solo entra en su cabeza. Argentina pierde en el comercio exterior a partir de un desequilibrio en la balanza comercial, por ejemplo, con Brasil, y los que creían que acá no pasaba nada, ahora comienza a abrir los ojos y ver que en las provincias, tampoco hay indicadores positivos, en Tierra del Fuego ni hablar, se cayó el empleo, se cayó la exportación, se cayó todo, la coparticipación, la obra pública, los porcentajes, obra publica 89%, coparticipación 84%, esto dicho por quienes hasta hace dos meses hablaban de la exitosa Tierra del Fuego, es una de las provincias mas castigadas por el gobierno nacional, en todos los aspectos.
Y, no es exitosa porque tiene el pie de la derecha encima, se están financiando proyectos de integrantes del gobierno nacional, parientes y entenados como los Caputo que se van a quedar con el Fondo para la Ampliación de la Matriz Productiva, (FAMP), mas de 180 mil millones de pesos en manos del gobierno nacional, fondos que son de los fueguinos, recortes de todo tipo, en el área que quieran, entonces ¿Qué es lo que está bien?, nada.
El promedio de salarios es de 542.000 pesos, hay agentes de la policía ingresantes que cobran 260.000 pesos y comisarios 960.000 pesos, todos sabemos que con eso no se puede vivir, ni comer, ni estudiar, ni nada en Tierra del Fuego, pero esto tiene una explicación, no hay fondos, no hay circulante, no hay plata en la calle, que parte no están entendiendo y los que tienen plata, y la pasan bien, son los que dicen ante tanta destrucción, «es exactamente lo que vote», y eso se ha convertido en algo naturalizado y aceptado por todos como la normalidad. Es terrible.
Pero el silencio es preocupante, y la salida no es mostrar lo que nos conviene, la salida es entender que hay que empezar a generar políticas de estado que comiencen a dar soluciones a la gente, soluciones directas, sin burocracia, sin dobles funciones que insumen fondos de los municipios y el gobierno provincial.
Si no se muestra lo que en realidad pasa, nunca va a haber soluciones, nunca va a llegar la solución a una sociedad que lentamente ve que lejos de mejorar, la situación empeora de a segundos.
Armando Cabral
