Sebastián Atamaniuk, fue quien me dio la oportunidad de ingresar en ese mundo y comenzar de cero con un portal de noticias, cuando solo había tres diarios en la ciudad y algunas pocas radios.
No fue fácil, para nada, fácil, hacia muy poco tiempo habían aparecido las primeras cámaras digitales, “Mavica”, con diskette, y solo se podían tomar 3 o 4 fotografías, cargarlas a computadoras pesadas, y tratar de no errar esa foto, porque después no había forma de recuperarla. Hubo que empezar a escribir de nuevo, textos cortos, atractivos y respetando la información, las fuentes, que jamás se dan a conocer y que están amparadas por el articulo 46 de la Constitución Provincial.
En fin, después de haber pasado por dos diarios, El Sureño y Provincia 23, Radio Nacional, y Canal 13, decidí que ya era hora encarar el camino difícil, y hace 24 años, lo mas simple hubiese sido, quedarme ahí, pero algo me decía que no se podía seguir teniendo un jefe por el resto de mi vida, que esto era un trabajo de uno, con sus pros y sus contras.
Sabía, que había que actualizar el portal todos los días, al menos 3 veces, que había que salir a hacer notas, ser serio en los análisis, tener una linea editorial, que la gente supiera lo que pensaba y donde estaba parado, no cambiar de discurso, nunca, defender a los que realmente lo necesitaban, ser la voz de lo que no tenían voz y había escuchado eso tantas veces en la radio, y en la calle.
Entendí, que todo es publicable que cada necesidad debía ser plasmada en una nota, el compromiso, preocuparse y ocuparse de lo que le pasaba a la gente, tener conciencia de clase, no creernos mas que lo que somo, no tener nada que aparentar, no dar explicaciones y nunca, nunca fallarle a los lectores, a los auspiciantes, a quienes confiaron y confían aun hoy , algunos desde que iniciamos esta aventura, en que lo que vamos a publicar no tendrá cuestionamientos de ningún tipo, que a información esta chequeada.
Los 7 días de la semana, los 365 días del año, he pasado mas de 10 hs sentado, tratando de llegar a todos los que han visto vulnerados sus derechos, los que aun esperan soluciones, pasamos por todo lo que un trabajador de los medios que no se calla nada, puede pasar, y aquí estamos, más allá de partidos políticos, más allá, las banderías, de las ideologías, pero con el compromiso intacto.
Agradezco a todos por esto, y también a todos los confiaron en este proyecto que cumple hoy 24 años, de trabajo, generando información de interés, información seria, sin chamuyo, sin segundas intenciones, sin falsas primicias o exclusivas, que a nadie le importan. Hoy donde la realidad golpea muy duro a los argentinos en general y a los fueguinos en particular, es cuando mas hay que defender los derechos obtenidos y eso es lo que hacemos.
No estamos un escalón mas arriba que nadie, somos trabajadores, tenemos claro el espacio que nos toca ocupar, y lo hacemos con el inmenso orgullo de la conciencia de clase, somos trabajadores de los medios de comunicación, los títulos, no nos importan, con 37 años de camino recorrido, hay cosas que ya no nos permitimos como soportar a quien no nos cae ni siquiera simpático.
La Licuadora se ha caracterizado por decir las cosas como son, y lo que esta mal, esta mal no importa quien lo haga, no somos periodistas ricos, no participamos ni siquiera de un grupo de WhatsApp, ni gremio, ni corporación, siempre hemos estado solos por elección, no hacemos periodismo de periodistas, no nos interesa lo que hacen, ni lo que piensan los demás, eso es para los adolescentes. Este portal es serio, es transparente, es leal a sus principios y no cambia según el gobierno de turno, porque la dignidad no tiene precio y el respeto de nuestros lectores tampoco.
Por último, un párrafo a nuestra linea editorial, que no es ni más ni menos que la demostración diaria, de que no tenemos nada que esconder, que es lo que pensamos, que es lo que opinamos, y en eso también somos el único medio, porque hay que se hacerse cargo de lo que se dice, y nosotros lo hacemos, con aciertos y con errores, pero somos los únicos que ponemos la firma al pie de cada nota de opinión o editorial que publicamos.
No hablamos con quien no tiene nada que decir, no llamamos a quien no le importa decir la verdad, sino lo que queda bien, no hablamos con procesados, no convocamos a nadie por un título, hablamos con quien tiene algo que decir, algo par aportar, una idea superadora, un diagnóstico, un plan, no nos comunicamos con los que cambian de partido como de ropa interior. No nos permitimos que a través nuestro le mientan a la gente. Tampoco llamamos a quienes están de acuerdo con nosotros, no nos interesa, y mucho menos nos sumamos a operativos destituyentes o la suma de noticias falsas, para arruinarle la vida a nadie.
«No somos mejores, ni peores, somos diferentes» y eso se nota en cada párrafo, en cada foto, en cada comentario, aquí no hay agravios, insultos, porque automáticamente se los bloquea, no buscamos tener 30 mil lectores de Taiwán, no.
Quizá por todo esto, seguimos aquí, a pesar de todo el esfuerzo que muchos hicieron por desaparecernos, porque pensar en una provincia feudal, llena de slogan que no dicen nada y que tampoco aportan nada, llena de frases rebuscadas, términos inentendibles, palabrerío fútil, opiniones interesadas, o títulos rimbombantes, no es mas que eso, un montón de palabras llenas de nada, vacío de contenido o subjetividades evidentes y obvias, que ya no convencen a nadie.
Nada de eso, hay en La Licuadora, aquí hay verdades que por mucho que duelan, no dejan de serlo, esas verdades nos trajeron hasta aquí, así que como decimos siempre. “Si les gusta que les mientan, no lean este portal”.
Si quieren estar un paso adelante en la información, y después confirmarla, léannos, no los vamos a defraudar.
“Periodismo es decir lo que nadie quiere que digas, lo demás son relaciones públicas”, y nosotros, no formamos parte de eso.
Gracias a lectores y auspiciantes, públicos y privados, por tantos años de acompañamiento, por la confianza y por permitirnos seguir adelante. Muchas gracias a todos, a mi familia, a mi esposa Lorena, a mi hijo, a todos muchísimas gracias por todo.
Armando Cabral
