Frente a una inflación del 25,5% en diciembre, del 20,6% en enero, del 15% en los primeros 15 días que corren de febrero, ¿cómo se puede tener estomago para negar el aumento cuando hoy es de $156.000 y la canasta de indigencia está llegando a los $300.000? Y decimos se lo está negando intencionalmente, porque participamos como pymes por muchísimos años y cuando las partes no nos poníamos de acuerdo, laudaba el Estado presente, pero siempre se llegaba a un resultado más o menos satisfactorio para las partes.
No nos cuenten que no hay intencionalidad manifiesta cuando una garrafa social aumenta el 204%, o la luz el 150%, o el colectivo el 250%, el subte 360% o la canasta escolar el 330% y ni hablar de alimentos, medicamentos y demás elementos esenciales para la vida diaria y digna. Sin embargo, de aumentos de salarios ni se habla y se patea la decisión para marzo. Cae el poder adquisitivo y con él nuestro mercado interno que vive, crece y crea trabajo en la medida que el pueblo tenga un mango para poder gastar.
El jueves pasado nos reunimos las cámaras textiles, de indumentaria, del calzado, de fabricantes de avíos, y curtidores, juntamente con representantes del sector del trabajo y del Estado Provincial. La propuesta consistía en hacer un relevamiento de situación hasta el presente y un análisis en conjunto de la perspectiva futura partiendo de un diagnóstico tan duro como muestra que la capacidad instalada de nuestras empresas se está utilizando tan solo en un 54,9% promedio habiendo ya cantidad de fábricas que por falta de insumos y por escasa venta están totalmente paradas.
La situación en mayor o menor grado es bastante similar, caídas del orden del 40% de ventas, con picos como curtidores en el 50% ya que se vende su materia prima (cueros) salados y no tienen que procesar. De hecho, cuando planteamos hace más de 200 años que no podemos exportar cueros y comprar botas de nuestros propios cueros, retrocedimos a la época de Rosas. En los sub-productos del cuero está sucediendo algo similar, se exporta todo a Italia y China fundamentalmente y nada queda para trabajar y poder darle valor agregado con nuestra gente.
En marroquinería la situación es aún más grave ya que proliferaron los importadores y el mundo necesita nuevos mercados donde colocar sus excedentes y que mejor que un país que les abre generosamente las puertas sin pedir nada a cambio. Porque no comparan nuestra generosidad con los agricultores franceses que frente a la hipotética importación de sus productos cerraron las rutas de entrada a Paris, o con las barreras arancelarias o para-arancelarias de los EEUU, cada país en esta época de recesión mundial (Inglaterra entro en el día de ayer en recesión), protege su mercado, mientras nosotros lo abrimos sin establecer controles aduaneros, sin sistemas de control de sub-facturación y sobre facturación.
Debemos prender las alarmas lo antes posible, conocemos este camino, que es el mismo que aplicó Martinez de Hoz, Menem y Macri, con resultados catastróficos. Ahora es peor, Milei quiere hacer un ajuste terminal, convertirnos en agro-exportadores, primarizar la economía a tal punto que exportemos minería y energía, pero para ese modelo sobran al menos 20 millones de argentinos. Por eso los empresarios PYMES debemos reaccionar ahora, cuando aún tenemos fuerza para levantar la voz y el puño si fuese necesario. Vienen por todo, por nuestra soberanía monetaria, por nuestra soberanía territorial, por nuestros recursos naturales, por nuestra agua potable.
No nos dejemos seguir engañando con palabras fáciles como “el déficit fiscal 0”. Solo dos o tres países en el mundo se manejan de esa forma y no existe en la práctica forma de crecer con esa mentira. El capitalismo se basa en crédito bien aplicado y no es verdad que con el déficit 0 se termina la inflación. Empiecen por controlar a los formadores de precios y tendrán mejores resultados, tanto sociales, como inflacionarios ¿o será que son sus amigos? Piénselo Sr. Presidente, todavía está a tiempo.
Secretario de la CEEN – Central de Entidades Empresarias Nacionales