El albertismo hizo silencio. Esta vez, fue por pedido del propio Presidente. Ninguno de los funcionarios que pueden identificarse como la voz de Alberto Fernández debe hacer declaraciones sobre la decisión de la Corte Suprema de aceptar el per saltum para tratar el destino de los jueces Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli.
En cambio, si bien la vicepresidenta Cristina Kirchner no se expidió, sus allegados hablaron en público y en privado. Criticaron al máximo tribunal por aceptar el recurso y ceder a presiones.
“Todo el que hable no lo hace en nombre del Presidente”, dijeron a PERFIL desde la Quinta de Olivos. Fernández cree que la Corte suspendió el desplazamiento de los tres jueces hasta tanto defina la cuestión de fondo para ganar tiempo. “Ganar tiempo en medio de un clima hostil”, agregó un funcionario de máxima confianza de Fernández en referencia a las últimas marchas y el escrache al juez de la Corte, Ricardo Lorenzetti en su casa de Rafaela, Santa Fe.
La Corte le otorgó una licencia extraordinaria con goce de haberes a Bruglia y Bertuzzi de 30 días, para definir, en el mientras tanto, si son finalmente desplazados, tal como resolvió el oficialismo en el Senado. Ante esta resolución, también Fernández pidió mantener el silencio y esperar la definición de fondo. “No espera mucho ahora y cree que puede ser un fallo salomónico”, dicen. Días antes, fue el propio jefe de Estado quien había criticado al presidente de la Corte, Carlos Rosenkrantz. La Corte Suprema puso en pausa los traslados de Bruglia, Bertuzzi y Castelli Fernández asegura que desde que ganó las elecciones no mantiene ningún vínculo con los jueces de la Corte.
Ni siquiera con Elena Highton de Nolasco, la magistrada más cercana que llegó al Tribunal en 2004 propuesta por el entonces jefe de Gabinete y ahora Presidente. En los últimos días, fue la ministra de Justicia, Marcela Losardo quien se comunicó con Lorenzetti e hizo de “puente” del Presidente, transmitiéndole su solidaridad ante el escrache frente a su casa. Después de la conversación, la funcionaria le dijo a Fernández que el juez se había mostrado muy molesto por la marcha y había culpado a la oposición de su organización. En ese momento, el jefe de Estado no creyó que horas después se aceptaría el per saltum. A diferencia de los funcionarios de extrema confianza de Fernández, quienes sí criticaron la resolución fueron dirigentes del kirchnerismo que responden a la vicepresidenta. “Parece que ganó el apriete y la presión mediática a la hora de fijarle la agenda a la Corte”, dijo el secretario de Justicia, Juan Martín Mena. El funcionario agregó: «La Corte parece que se hace eco de estas presiones y decide utilizar un mecanismo que en nuestro país es sumamente excepcional”. Son palabras que la ex presidenta repite en privado: La presión de los medios y de la oposición dio pie a que el tribunal rompa una tradición de no habilitar un tratamiento como el que ayer aceptó. Cristina Kirchner también espera el fallo final. “Vamos a terminar de saber si son jueces presionados o jueces que acatan la constitución”, repiten cerca de la compañera de fórmula de Fernández.
(Fuente www.perfil.com).