“Nunca pensamos ir al FMI como un plan B, si fracasa el acuerdo con los acreedores privados. Creemos que habrá una negociación exitosa, y luego iremos al Fondo como corresponde. Siempre pensamos en el FMI como una segunda etapa para ordenar la agenda de la deuda externa. Y no depende del acuerdo con los bonistas. Nos vamos a sentar con (Kristalina) Georgieva (directora gerente del FMI), con o sin acuerdo con los acreedores privados”, explicó a Infobae un vocero del Poder Ejecutivo a prueba de desmentidas.
La negociación con los bonistas está en pleno desarrollo. Y las señales del gobierno son monolíticas y sin fisuras. No habrá “un centavo más” y el Presidente envió al Senado la ley que se aplicará a los acreedores privados bajo legislación local. Esa iniciativa -para el Gobierno una muestra de buena fe- replica la oferta con ley New York registrada en Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) y es un guiño económico a determinados fondos de inversión.
PIMCO, Fidelity y Amundi, por citar tres importantes acreedores privados, plantearon al Gobierno que necesitaban una señal contundente para considerar la adhesión del canje con la última oferta en la SEC. Alberto Fernández y su ministro de Economía entendieron el planteo, y sin dudar remitieron la ley de deuda local a la Cámara Alta. Si no hay trabas inesperadas, esa iniciativa tendrá media sanción antes que concluya el plazo legal de la oferta (4 de agosto).
Además de exhibir buena fe enviando al Senado la ley de deuda para bonistas locales, Alberto Fernández y Guzmán convalidaron la búsqueda de ciertos cambios en la ingeniería jurídica de la reasignación de los títulos, para enterrar cierto temor de BlackRock y sus aliados. Durante una conversación con Jennifer O´Neil, representante de BlackRock, el ministro de Economía avaló la posibilidad de esos cambios y a continuación planteó que los acreedores privados tenían que hacer la presentación legal, si querían que fuera incorporada a la mesa de negociaciones.
“BlackRock teme que hagamos PAC-MAN y reasignemos de manera violenta la serie de los bonos a canjear. Y la verdad es que el Gobierno no tiene esa intención. Entonces, que ellos (por los acreedores privados) traigan la propuesta jurídica, y nosotros esperamos un comentario institucional del FMI y el IMCA (International Capital Market Association) para avanzar. Estamos dispuestos a considerar esos cambios. Pero la pelota está en la cancha de ellos, y se tienen que apurar”, reveló un miembro del Gabinete que conoce todos los secretos de la negociación con los bonistas de New York.
Alberto Fernández y Guzmán monitorean la negociación de la deuda externa, pero también dedican muchísimo tiempo a la elaboración del Presupuesto Nacional 2021, que incluirá las bases del programa que lanzará el Gobierno para reactivar la economía y atenuar los efectos sociales del COVID-19.
El Presidente y su ministro consideran que tienen muchas posibilidades de cerrar un deal con los acreedores privados, y a continuación el objetivo de Olivos es iniciar conversaciones formales con el FMI. Alberto Fernández y Guzmán ya saben que se tienen que sentar con Georgieva para cerrar un cronograma de pago, al margen del resultado de la negociación con los bonistas que invirtieron 66.000 millones de dólares en la Argentina.
Fuente:infobae.com