En este contexto de recaudación, los gobiernos nacional, provinciales y municipales están tomando medidas que seguramente van a aumentar el gasto.
«En el análisis de las medidas económicas, lo primero que puede decirse es que apuntan a sostener la demanda de bienes básicos por parte de las personas de menores recursos y a inyectar actividad vía obra pública. En el aspecto financiero, la puesta a disposición de recursos para financiar capital de trabajo de las empresas tiene por objeto sostener la oferta. Seguramente tendrán que seguir medidas más focalizadas en la oferta, como la posposición de pagos de impuestos e inyecciones efectivas y oportunas de liquidez», analizaron desde IARAF.
Pasando a la órbita fiscal, los analistas consideraron que las medidas de aumento de gasto tienen un costo fiscal del orden del 0,5% del PIB, pero este costo fiscal no necesariamente significa más déficit fiscal: «El aumento del déficit será igual al gasto nuevo menos los gastos que los gobiernos disminuyan en esta crisis».
«Dada la dinámica del proceso de contagio del virus todo queda en un marco de incertidumbre. El gobierno seguirá tomando medidas en función de lo que se considere imprescindible en cada momento. Las medidas que sigan tendrían que estar más focalizadas en la oferta, como la posposición de pagos de impuestos e inyecciones efectivas y oportunas de liquidez a las empresas. Las cuentas públicas venían con déficit y este shock las empeorará de manera importante. La emisión de pesos es el instrumento al que va a tener que recurrirse casi con exclusividad. Es posible que el déficit consolidado de Nación, Provincias y Municipios crezca al menos 2 puntos porcentuales del PIB durante este año. Los tres niveles de gobierno deben garantizar la eliminación de gastos superfluos y un proceso ordenado y transparente del uso de la emisión de pesos», concluye el informe.