La mejora fue producto de un desplome de las importaciones argentinas (-43,7% i.a.) en un contexto de recesión económica y fuerte pérdida del poder adquisitivo, tanto en dólares como en pesos. Los rubros más afectados fueron los vehículos de pasajeros y de carga, tractores y autopartes.
Por su parte, las exportaciones mostraron un avance de 9,5% i.a., beneficiadas por la paulatina recuperación de la economía brasilera. A ello se sumó un tipo de cambio real más elevado, que a pesar de que el tipo de cambio nominal experimentó movimientos a la baja en el mes de enero, aún se mantiene en un nivel relativamente competitivo. Los principales avances fueron de vehículos de carga, trigo, gas y lácteos.
De esta forma, proyectamos para 2019 un saldo bilateral en la zona de equilibrio, con exportaciones que aumentarían en torno a 10% e importaciones que irían progresivamente moderando sus caídas para cerrar el año con una contracción próxima a 16%. No obstante, de materializarse la flexibilización del Mercosur -posibilidad dada a conocer por Macri y Bolsonaro en las últimas semanas- Argentina perdería su ventaja arancelaria y con ello nuestras exportaciones al país vecino se reducirían, afectando de este modo los resultados de la balanza comercial entre ambos países.