Funcionarios de la cartera que conduce el ministro Nicolás Dujovne admitieron que “el primer trimestre el balance de las cuentas públicas va a estar cercano al objetivo de déficit cero, aunque aún no está asegurado que se pueda cumplir a rajatabla ese objetivo”.
En concreto, lo que percibe en este primer trimestre, según comentan en el gabinete económico, es que habría un pequeño déficit del orden del 0,3 al 0,4 por ciento del PBI, lo que implicaría una diferencia de unos $ 30.000 millones como mínimo.
Menos caja. Uno de los funcionarios consultados por PERFIL admitió que el mayor problema es la recaudación impositiva, que está creciendo pero lejos de las estimaciones elaboradas para esta primera parte del año.
“El problema es que para llevar adelante el objetivo de déficit cero, las previsiones de recaudación impositiva fueron sobreestimadas, con lo cual se genera un techo que será muy difícil de alcanzar”, resaltó el mismo vocero.
Estos son algunos de los aspectos centrales que estuvieron conversando con los enviados del Fondo Monetario y en principio, la Argentina no tendría problemas si el primer trimestre termina con un leve déficit operativo del orden del 0,3 al 0,4 por ciento del PBI.
El hecho de que no haya problemas significa en concreto que el Gobierno recibirá los US$ 11.000 millones en marzo y también el segundo desembolso de este año por US$ 7 mil millones, trámite que se concretaría a principios de julio y que está incluido dentro del paquete general de 57 mil millones del stand by vigente.
Laxo. En Hacienda insisten en que “este año el FMI podría tolerar un pequeño déficit que en caso de no superar el 0,5% el organismo daría su aprobación al programa y continuarían los desembolsos sin tener que pedir un perdón (waiver en inglés)”.
Claro que para acercarse a ese objetivo del déficit cero, teniendo en cuenta que la recaudación tributaria crece menos de lo esperado por la recesión, el Ejecutivo se vería obligado a profundizar las medidas de ajuste fiscal a partir del segundo trimestre de este año.
Techo verde. El otro debate es cómo seguirá la política con el dólar. En principio, durante el segundo trimestre se mantendría la “zona de no intervención” como hasta ahora, pero con un ajuste que esperan que sea menor que la inflación, que creen que desde abril rondaría el 2%, por lo que la base monetaria entonces podría crecer un 1,5% o 1,8% (y ese es el porcentaje que se toma para mover las bandas).
Una idea que surge en Hacienda, a su vez, es empezar a negociar quizá para aplicarlo en junio, según la situación, un techo más bajo de la banda cambiaria. Porque un 30% de diferencia entre el mínimo y el máximo en el que recién el Banco Central puede intervenir hoy podría derivar en una corrida en la previa de las elecciones.
Los fondos de Wall Street temen un ‘desliz’ en el gasto
Los informes de los fondos de inversión de Wall Street advierten sobre el riesgo electoral en la Argentina. Y no se trata del “riesgo Cristina”, como venían señalando hasta ahora, sino de que Mauricio Macri relaje el control del gasto a medida que se vayan conociendo las encuestas, en caso de que no le sean favorables.
Así lo marca, por ejemplo, uno de los fondos que es uno de los mayores inversores en Leliq. Se trata de Pimco, donde uno de sus especialistas en mercados emergentes advierte sobre el riesgo de que la campaña electoral lleve al Ejecutivo a no cumplir con la meta de déficit cero que acordó con el Fondo Monetario Internacional. De hecho, en medio de la visita de Roberto Cardarelli, el especialista en la Argentina del FMI, trascendió que el déficit cero podría llegar a 0,4%. Por ahora el acuerdo contempla la posibilidad de que se extienda a 0,2% si es necesario aumentar el gasto social en caso de que la economía empeore. Hasta el momento no mostró la recuperación esperada.
Para BlackRock, otra de las que apuesta a la Argentina –abrió oficina en Buenos Aires–, el mercado financiero local podría duplicarse si se produce una reelección. Emily Fletcher, de BlackRock Frontiers Investment Trust, señaló el sitio Morningstar, estimó que cuatro años más de un programa como el acordado con el FMI dejará al país con una solidez financiera muy distinta a la actual.
Y si no es Macri, los inversores de Manhattan esperan que sea un “peronista moderado”. Ese sería un resultado “constructivo”, según Pramol Dhawan de Pimco. “Un regreso a un gobierno populista de izquierda sería percibido como el peor escenario para Argentina”, agrega. “El camino electoral podría incluir algún relajamiento de parte de Macri sobre su compromiso con el programa del FMI” si mide menos en las encuestas.
Pese a las advertencias sobre la contienda electoral, los bancos apuestan por la reelección de Macri. “El apoyo a Cambiemos se mantuvo en un nivel decente en la peor parte del ciclo. Si bien esperamos un poco de ruido, con una segunda vuelta contra Cristina Fernández como una posibilidad clara, la probabilidad de continuidad política es alta a nuestro criterio”, señaló un reciente informe del Citi.