La zona de Vaca Muerta, que según proyecciones oficiales podría darle a la Argentina el estatus de país petrolero, es la principal carta de presentación del Gobierno cuando intenta atraer inversores locales y extranjeros. Es por eso, que para cuidar y potenciar el yacimiento, la Secretaría de Energía relanzó la mesa de diálogo de ejecutivos de Vaca Muerta, que se reúne cada tres semanas -alternando Buenos Aires y Neuquén como sedes- para debatir los problemas y desafíos que enfrenta la industria.
La lista de ítems por mejorar incluye desde el reclamo histórico por desarrollar la infraestructura para ganar competitividad y atender las dificultades y demoras para ingresar productos importados, hasta un plan social para construir más viviendas cerca de la formación y fortalecer los programas de educación para suplir la escasez de mano de obra calificada.
«Creció mucho más rápido el yacimiento que las ciudades de alrededor», señala Daniel Dreizzen, secretario de Coordinación de Planeamiento Energético. «La ventaja que tiene el desarrollo de la producción no convencional es que es un plan de 20 o 30 años de capital intensivo, por lo que habrá trabajo por un largo tiempo. Con los yacimientos convencionales ocurría que se explotaban y después el lugar se convertía en una ciudad fantasma», dice el funcionario.
Dentro de los desafíos más inmediatos, en el Gobierno quieren mejorar la infraestructura de Añelo, la localidad a 100 kilómetros de distancia de la capital neuquina, que es la actual puerta de entrada a los yacimientos no convencionales.
Entre los programas que las autoridades municipales, provinciales y nacionales tienen en carpeta está la de ampliar los créditos hipotecarios para la construcción de viviendas en la zona, que permitan reducir los problemas de seguridad en el transporte y que faciliten los vínculos familiares.
También se crearán programas de educación universitaria y terciaria para capacitar a los trabajadores locales en nuevas tecnologías y formas de trabajo. Asimismo, en el Gobierno señalan que se está trabajando para fomentar la inclusión de las mujeres en todos los niveles de la industria.
Con respecto a la salud, a comienzos de mes se inauguró el hospital de Añelo y en el sector siguen de cerca las posibles adicciones de alcohol y drogas que podrían sufrir los trabajadores petroleros, dada las exigencias y las condiciones extremas que impone la labor.
Para mejorar la productividad, para el año que viene se espera la licitación del tren que unirá el puerto de Bahía Blanca con Neuquén a través del programa de participación público-privada (PPP). Actualmente la arena que se utiliza para fracturar la roca y extraer el hidrocarburo se traslada en camiones desde Entre Ríos. «La idea es que vaya en barco hasta Bahía Blanca y, después, en tren hasta Añelo. El ferrocarril ya existe, pero hay que extenderlo y remodelarlo para que pueda llevar también caños, tubos y cualquier insumo que necesite la industria», comentó Dreizzen.
Producción en aumento
Con una producción de shale oil (petróleo no convencional) que en el último año creció más del 60% -lo que representa ya el 14% del mercado local- y de shale gas que aumentó más del 233% -equivalente al 36% de la producción total junto con el tight gas (otro tipo de gas no convencional)-, uno de los principales desafíos que figura al tope de la lista es la apertura de nuevos mercados para saciar la oferta. Dentro de las soluciones que se debaten, se propuso «fomentar el uso intensivo del gas natural licuado (GLN) en el mercado local y aumentar la exportación».
En lo que respecta al petróleo, todo lo que se produce extra actualmente tiene como fin el mercado internacional. «Nuestro objetivo no es el autoabastecimiento, esto es mucho más grande. Podemos ser un país petrolero, algo que nadie hubiese imaginado hace algunos años», dice Dreizzen.
«Para eso hay que abrir nuevos mercados. Con los funcionarios chilenos tenemos una relación muy buena, nos reunimos una vez por mes y nos dijeron que la confianza está restablecida. También a ellos les conviene comprarnos a nosotros, que importar gas licuado a 10 dólares por millón de BTU (la medida inglesa que se usa). La infraestructura está dada con los cuatro gasoductos que se construyeron cuando les exportábamos el hidrocarburo en los 90. Lamentablemente, por un tiempo, también se utilizaron para importar», agregó.