Y la verdad es que no está nada, porque ahora, y sin pensarlo, terminé en medio de la caravana antiderechos, o los autodenominados “a favor de las dos vidas”. A esta altura ya no creo que sea casual haber terminado ahí, porque ahí, sola, parada en medio de bocinazos, de insultos, de agresiones, de hipocresía, había una de las mías, de esas que tienen convicción, de esas que luchan y van contra viento y marea. Ella sola, y su pañuelo verde extendido, dispuesta a todo y más.
Cuando la vi, y casi con el auto en marcha me baje y me acerque, y le dije “te re banco”, nos miramos, y nos conocíamos, de alguna entrevista, de alguna marcha, y lloramos, ambas, y no sé si lloramos por lo mismo, por impotencia, mientras nos gritaban y se reían, “son solo dos!”. Sí, claro que éramos dos, lo repito una vez más, dos con convicciones, dos con valores, dos de esas que sabemos lo que significa militar, porque se milita en la calle, de a pie, con frío, con lluvia, con nieve o con sol, pero sobre todo, con esfuerzo, con convencimiento; porque es fácil salir y hacer una caravana arriba de un auto de 300 mil pesos, arriba de una camioneta de medio millón de pesos; y más fácil es militar, cuando solo tenes que repetir como loro el discurso de un pastor, de una pastora, de un cura, de una monja, de un tipo o una mina a la que le das el diezmo todos los meses, la ofrenda todos los domingos, vas y les das guita, para lavar culpas, para sentirte en paz con algo que jamás viste, pero que dicen te soluciona la vida. Que paradójico, no? Vos que haces eso, te rompes el lomo laburando todo el mes, como yo, como muchas, como muchos, mientras ellos esperan a que vos diezmes, pero, en fin, de ese modo, es fácil militar una causa.
Desde muy temprano la idea me daba vuelta, sabía que iba a pasar, sabía que esa movilización se iba a dar, y no me ocupaba el número ni la cantidad, sino lo que significa, lo que pude ver, y es la ostentación del poder, político, económico, religioso.
Y mientras tanto, cuando muchas personas se pavonean por la ciudad con sus autos, haciendo caravanas millonarias, con globos tipos forros gigantes; celestes y rosas; porque todo muy heteronormado, mientras eso pasa en un sector de la ciudad; en otro, un grupo de militantes feministas organizó una feria. Si, una feria. Una feria para ver la posibilidad de hacer un mango, porque la calle está dura, porque muchas somos sostén de familia y aunque tenemos un trabajo, el sueldo no alcanza, y aun así, con todas esas carencias, de dinero, de estado, de religión, nos reunimos porque estamos convencidas que el futuro puede ser mejor para nuestras hijas e hijos, porque intentamos dejarles a ellas y ellos, un mundo más justo, más igualitario, y nos reunimos también, pensando en que tenemos toda la esperanza de que el 8 de agosto próximo, seremos millones en las calles, esperando que todo ese poder económico, político y religioso, nos escuche de una vez por todas, y digan con todas las letras SI A LA VIDA, y la única manera que eso suceda, es que el ABORTO SEA LEGAL SEGURO Y GRATUITO.
No importa cuántas caravanas hagan, no importa cuánta plata ofrezcan para nafta, ni cuantos panfletos repartan, y no importa cuánto poder ostenten, nada de eso importa, por dos sencillas razones: mientras hacen caravanas; una mujer se está practicándose un aborto en condiciones inseguras; mientras ustedes hacen caravanas, miles de pibes y pibas, no comieron un plato de comida.
Cuando dejen los autos, cuando dejen las camionetas, dejen de organizar caravanas de las que participa un grupo selecto, y dejen de pedir por los que aún no fueron concebidos, recién ahí, y solo ahí, van a poder entender, ver y darse cuenta que acá, cruzando el río, hay miles de nacidos, que viven en condiciones indignas.
A ustedes que ostentan todo el poder, les pido una sola cosa, sean coherentes.
Lorena Uribe