Recientes informes del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos señalan que en junio los indicadores cayeron en 6,7 por ciento, el retroceso más brusco en los últimos nueve años y muy por debajo de cuando el partido Cambiemos ganó las elecciones presidenciales.
Si bien la intensa sequía que está agobiando al campo tiene que ver con esta situación, son las políticas aplicadas por el gobierno las verdaderas responsables, en particular debido a la liberación cambiaria, la desregulación financiera y el abandono del comercio interno y exterior a las leyes del mercado.
Ninguna de las promesas de Macri se hicieron realidad, ni las que expresó durante su campaña electoral, ni cuando ganó los comicios legislativos de 2017 y aseguró que el cambio impulsado por el ejecutivo llevaría a una vida mejor, “a tener proyectos y sueños y llevarlos a cabo”.
La realidad es bien distinta de acuerdo con un artículo del diario Página 12, donde señala que en lugar de una lluvia de inversiones, lo que está ocurriendo es una recesión cada vez más visible.
El ministerio de Hacienda reconoció que este año el Producto Interno Bruto, PIB, se acercará a cero, pero el más reciente informe de la Comisión Económica de la ONU para América Latina y El Caribe, CEPAL, estimó que a finales de año el resultado será de menos 0,3 por ciento en la nación austral.
Página 12 precisa que el sector industrial está sufriendo un desplazamiento en la producción debido a la apertura de las importaciones y por la caída del empleo.
Desde diciembre de 2015, cuando se instaló el gobierno de Cambiemos, hasta la fecha han perdido su trabajo en la esfera fabril unas 83 mil personas, que se suman a las que resultaron despedidas en el sector público.
Al incremento del paro se debe agregar la contracción de los salarios y pensiones, el aumento de las tarifas de los servicios públicos indispensables, una ecuación que solo puede tener como resultado la disminución del consumo, que afecta directamente a los productores y comerciantes.
No obstante, Macri insiste en sus proyectos y anunció que pedirá al Fondo Monetario Internacional la entrega del segundo tramo de un crédito por 50 mil millones de dólares pactado para, supuestamente, equilibrar las finanzas públicas.
Así, en septiembre Argentina recibirá dos mil 916 millones de dólares, que se sumarán a los 15 mil millones ya entregados y que son un lastre, casi una piedra atada al cuello, para una economía que apenas puede mantener la cabeza fuera del agua.
Es un rumbo peligroso que va de la crisis al shock y de allí al caos, y más adelante quién sabe qué habrá para un gobierno que sigue ignorando la realidad.
