Ushuaia, 1 de julio.- Los Legisladores deberían registrar la contundente oposición a implementar el voto electrónico en Tierra del Fuego. Lo que fue un acertado proceso abierto de consultas a la Justicia Electoral, a los Intendentes y a los Partidos Políticos en lugar de concluir con una síntesis de las opiniones, se insiste con la sanción de un proyecto de Ley que rechaza el campo académico y político de argentina y de casi todo el mundo.
La convocatoria a una “demostración del uso de Tecnologías Electrónicas en los procesos electorales” propone que una o dos empresas dueñas de las máquinas y del software, que luego alquilarán y venderán a la Provincia, vengan a contarnos las bondades de un sistema frenado en el Senado Nacional y abandonado por países como Alemania, Holanda, Israel e Irlanda por inseguro y por no garantizar el secreto del voto al elector.
La Legislatura va a la carga con este proyecto aún ante el rechazo expresado por los Intendentes de Ushuaia y Río Grande, y la mayoría de los Partidos Políticos; pese a las serias dudas expresadas por la Justicia Electoral de Tierra del Fuego; y por el insoslayable informe emitido por la Comisión de expertos universitarios convocada por el CONICET desaconsejando el uso de tecnología, especialmente en la instancia de la emisión del sufragio.
El Gobierno provincial y los Legisladores, por cumplir con la Casa Rosada, avanzan, aun cuando los expertos les explicaron que existe un alto riesgo de vulnerar el secreto del voto, de alterar el resultado de la elección, y demostraron que es nula la capacidad de fiscalización por parte de los Partidos. En cambio, utilizan argumentos falsos y débiles como al decir que “no es voto electrónico, sino Boleta Única Electrónica», cuando en realidad, siempre que medie una computadora entre el votante y su decisión se habla de voto electrónico; o la aberración técnica de compararlo con el uso del cajero automático.
Señores Legisladores: la pantalla táctil, el microprocesador, la placa sobre la que corre el sistema operativo, la que lee, la que escribe los chips y hasta la impresora, pueden guardar, escribir o cambiar información como la identidad o voluntad del votante.
Desde la Concertación Fueguina, coalición integrada por el Partido Espacio de Concertación Social (ECoS) y el Partido Federal Fueguino (PFF), hemos aportado al debate. Sentamos durante horas ante los Legisladores, al experto que coordinó el Informe del CONICET, explicamos los riesgos de la implementación del voto electrónico, y argumentamos públicamente sobre la necesidad de sostener la confianza que otorga el voto papel cuya implementación no es cuestionada.
Aun así, algunos legisladores desoyen lo evidente y avanzan, poniendo en riesgo la confianza del pueblo en el proceso electoral, poniendo en tela de juicio su legitimidad y legalidad, aumentando exponencialmente el costo de una elección y privatizando el diseño y la fiscalización de un sistema que hoy es transparente y que es auditado por la comunidad organizada.
No existe justificación alguna para implementar un sistema sospechado desde su inicio, rechazado por la mayoría de los actores políticos y extremadamente costoso en alquiler de máquinas y compras de software.
Mientras Tierra del Fuego quiere avanzar con el sistema electrónico, como sólo existe en Venezuela, India y Brasil, las principales democracias del mundo descartan su uso, y las máquinas encargadas en 2016 por el Gobierno del presidente Macri; cuando se frenó la iniciativa en el Senado; fueron vendidas a la República Democrática del Congo. Estamos a tiempo de evitar un daño que afectará a varias generaciones de fueguinos.
