Desde que asumió el Intendente de Rio Grande ha tenido que enfrentar a todos aquellos a los que les puso toda la infraestructura municipal a su servicio para que ocuparan cargos que hoy utilizan para combatirlo.
Desde la famosa Ley 648, donde una vez más el Tribunal de Justicia jugó contra los riograndenses, contra el Fondo Fiduciario de Infraestructura Regional, cuando Jose Estabillo era presidente y los fondos iban a parar a Ushuaia, contra el transporte público que nunca había funcionado y hoy es uno de los más modernos del país.
Y desde 2015 para acá con toda la burocracia y la personalización de la política, mezquina que volvió a dividir la provincia como en la mejor época de Carlos Manfredotti, Rio Grande abandonado en ese entonces y sin una sola obra pública de importancia, pero con un municipio en manos de uno de los peores intendentes que hayamos tenido, un combo perfecto para hundirnos en el barro.
Ya había enfrentado un avance sobre la autonomía y hoy la historia vuelve a repetirse, primero con el impuesto inmobiliario, también judicializado y en manos de un Tribunal de Justicia inclasificables desde todo punto de vista pero ante quienes más de uno se arrodilla y deja su aporte para lograr más división, menos crecimiento y más pujas inútiles.
La intromisión en la gestión a través de obras que insumen un gasto duplicado, cuando deberían hacerse con los fondos de un presupuesto municipal, actos por separado que han sido un papelón, una relación institucional inexistente con el estado provincial aunque el trate de que esto no se note, pero que queda a la vista con la retención de los fondos para la Planta Potabilizadora de El Tropezón.
Aun así, Melella, llenó de obras Rio Grande, plazas, pavimento, colectivos nuevos, centros de salud donde se atienden más de 300 personas por día gratis, laboratorio de análisis clínicos propio, cursos de capacitación laboral, apoyo técnico y financiero para emprendedores a través del desafío de producir, asistencia a 2200 familias sin recursos, aporte para el desarrollo de industria electronica, diplomaturas en gestión pública, pileta olímpica, casa de los jóvenes, forestación de la ciudad, talleres en todos los barrios de la ciudad, centro de gimnasia artística único en el país, las charlas sobre la cuestión Malvinas una política de estado del municipio, los seminarios de educación e inclusión desde el sur, su lucha contra el narcotráfico que le costó tener que ir a declarar a la justicia como denunciante, instalar a Rio Grande como ciudad del deporte, el estacionamiento medido que funciona, obras en Margen Sur, desde pavimentos, plazas y servicios varios y todo esto, absolutamente todo sin haberse endeudado un centavo, eso es gestión, es planificación y es asumir que es el responsable máximo de una ciudad y que está haciendo lo que debe hacer. Dio un paso al frente en educación y puso en marcha el programa yo si puedo para terminar con el analfabetismo, contrato a los mejores profesionales de la salud para atender a cientos de pacientes con distintas dolencias, inauguró la primera pileta terapéutica de la Patagonia.
Melella ha hecho lo que muchos jamás hicieron, puso en valor esta ciudad, logró que sea al capital Nacional de la Vigilia, una ciudad malvinera, está en contacto con la gente, no se esconde, camina la calle solo y todos los días, recibe miles de vecinos que a diario le piden desde trabajo hasta alimentos para subsistir, y aun así muchas de todas estas cosas no se le reconocen, porque a veces pueden más las billeteras que la verdad. Porque ahora solo le queda un tema por solucionar, la provisión de agua, ¿Qué pasara cuando se termine la planta?
Lo cierto es que Rio Grande en los últimos dos años no ha recibido ni el 1 % de los montos para obras que recibió Ushuaia, nada y cada obra que el gobierno de la provincia inaugura como propias, se realizan con fondos nacionales, hasta han puesto en funcionamiento portales truchos solo para desprestigiarlo, pero nadie se atreve a hacer una denuncia en un juzgado, porque son solo inventos. Después de años cuenta con un Concejo Deliberante que no acompaña todo, pero que discute cada propuesta y cada decisión y acompaña si es necesario y si eso le sirve a la ciudad. Entonces por todo esto Melella, porque no hace un uso descarado del cargo, ni aparece titulando todas las gacetillas de prensa que se emiten desde el municipio, porque está rodeado de un equipo de funcionarios capaces que pueden responder cualquier consulta, porque jamás le dijo a este medio lo que debía o no debía publicar, porque tiene la capacidad de entender que una pauta publicitaria no es un compromiso político, porque desde que censuraron el noticiero en el canal del estado, se las ingenió para estar en todas las redes sociales y llegar a la gente.
Porque no cambio su postura política y aun contra las críticas más descarnadas siguió apostando a lo que cree que es mejor para lo riograndenses, porque no es un mero administrador de fondos nacionales, Melella en mi humilde opinión y después de 31 años de ver pasar intendentes por esta ciudad es el que más ha hecho por el conjunto de la sociedad y no por un sector determinado.
NO tengo idea de cuál será su futuro, ni que idea cruza por su cabeza, pero lo que si se es que está al frente de una ciudad a la que se ha encargado de darle todo en la medida de sus posibilidades, sin perder su humildad y enfrentarse con aquellos que como dijo San Martin, son pequeños seres humanos que se han cruzado con una miserable cuota de poder de la que hacen uso y abuso y olvidaron que este mundo es una rueda, hoy estás arriba y mañana estas en el punto más bajo.
Es mi opinión y nadie tiene que estar de acuerdo, es mas no me interesa, solo digo lo que veo, porque se trata de hechos y no de meros anuncios vacíos de contenido. Destaco una vez más el equipo de trabajo que lo acompaña desde su gabinete que carga sobre sus espaldas con la enorme responsabilidad de hacer y por eso el municipio ha obtenido tantos reconocimientos a nivel nacional, no es un dato menor, es también una realidad que los riograndenses deberíamos valorar mucho más y atrevernos a verbalizar.
Armando Cabral