El juez Marcelo Cavalía, del Juzgado Nro. 29 en el que recayó la denuncia, se apuró a declararse incompetente luego de ver las pruebas, y la causa recayó en el fuero federal, complicando aún más a Roberti.
En aquel mismo momento, luego de un viaje junto a su esposa por Gran Bretaña y el Principado de Mónaco, el gremialista renunció a la federación, a la mutual, a la fundación y a todas las demás aristas que partían de aquella Federación, a la cual pertenece el Sindicato de la Cuenca Austral.
Declaración jurada
Avanzada la causa, Roberti pidió una licencia de su cargo como diputado hasta el final de su mandato.
Pero ya era tarde, pues la primera de las numerosas denuncias que recibió fue lapidaria. En ella, se llevó a cabo una comparación entre la declaración jurada que Roberti presentó ante la Cámara de Diputados de la Nación y la realidad.
En la misma, el diputado entrante declaró tener dos propiedades, una valuada en 487 mil pesos y la otra en 780 mil. Además, aseguró haber recaudado 163 mil pesos en ahorros. La realidad era distinta.
Roberti vive en una mansión en el country Abril que está valuada unas once veces el total del monto declarado ante la Cámara baja.
Además, posee una flota de vehículos, dos costosísimos palcos en el estadio de Boca Juniors y en el Hipódromo de Palermo, caballos pura sangre -uno de ellos Sixties Song, ganador del gran premio Latinoamericano en Chile y valuado en varios millones- y dos inmuebles en Miami valuados en 3 millones de dólares. Pero acorde a su denunciante, Marcelo Turchetti, la escala de la mala administración de Roberti supera los 600 millones de pesos. Y esto sólo en su gremio.
Increíblemente, cuando, acorralado por la Justicia, se retiró del gremio y pidió licencia como diputado nacional, solicitó seguir cobrando los 90 mil pesos mensuales de dieta. Acorde a sus allegados, el gremio lo aceptó. (Fuente: Realpolitik)
La opinión austral.