a «Ley de emergencia pública y reforma del régimen cambiario» que había sido sancionada el 6 de enero de 2002 no fue renovada por el Gobierno nacional y de esa forma quedaron atrás una serie de facultades delegadas al Poder Ejecutivo que ahora no podrá ejercer.
Esta ley de «emergencia» delegaba en el Presidente y sus ministros una serie de facultades extraordinarias, como la que le permitía establecer el sistema que fija el tipo de cambio entre el peso y las divisas extranjeras, como el dólar.
Además, el Ejecutivo tenía la posibilidad de establecer retenciones a la exportación de hidrocarburos, fijar tarifas y renegociar los contratos de servicios públicos en manos de empresas privadas y regular los precios de la canasta básica.
En septiembre pasado, el ministro de Energía, Juan José Aranguren, había anunciado la decisión del Gobierno de no prorrogar la vigencia de la norma. En ese momento, el funcionario aseguró que si se continuaba en ese régimen de emergencia no se podrá realizar la renegociación de todos los contratos pendientes entre el Estado y el sector privado en materia de servicios públicos y empresas concesionadas.
«Este año, la Ley de Emergencia Económica del 6 de enero del 2002 llega a su fin. Debemos recuperar los marcos regulatorios y no volver a incumplirlos», aseguró Aranguren. Esta norma era originalmente «por dos años», pero siempre al momento de su vencimiento el Congreso -a pedido del Poder Ejecutivo- la extendía por otros dos años. La última prórroga fue en los últimos meses de 2015, al cierre del gobierno de Cristina Kirchner.