La empresa alemana Ferrostaal informó este miércoles que, por motivos de ahorro, la Armada argentina decidió no adquirir nuevas baterías sino renovar las celdas de baterías en la reparación de media vida que se le realizó al submarino ARA «San Juan» entre 2007 y 2014.
«Para ahorrar costos, a pedido de la Armada no se realizó un cambio completo de las baterías sino sólo un cambio de las celdas de las baterías. El recambio, según nuestras informaciones, fue realizado por la Armada argentina en el astillero Tandanor», indicó Ferrostaal a la agencia DPA en la ciudad alemana de Essen.
La compañía señaló que sólo conoció las versiones sobre supuestos actos de corrupción y problemas de calidad de los componentes de baterías provenientes de Alemania a través informaciones difundidas por medios argentinos después de la desaparición del submarino.
«Ferrostaal GmbH no tiene indicios de irregularidades en relación con la conclusión, adjudicación y ejecución de la orden de entrega. Tampoco tenemos pruebas de que Hawker GmbH haya entregado componentes de menor calidad en virtud de este contrato, cuando trabajó en la construcción del navío», subrayó la compañía.
El submarino, con 44 tripulantes, desapareció hace casi un mes frente a las costas patagónicas argentinas en el Atlántico Sur y se sospecha que pudo haber sufrido un estallido.
Ferrostaal firmó en 2005 un contrato con la Armada argentina para proveer partes y servicio técnico en la reparación de media vida que se le realizó al sumergible entre 2007 y 2014.
El proveedor y socio contractual de la Marina fue la empresa alemana Hawker GmbH, que ya había sido la proveedora de las baterías durante la construcción del submarino en 1983 en Alemania, en los astilleros de Thyssen.
El submarino ARA (Armada República Argentina) «San Juan» se comunicó por última vez el 15 de noviembre, después de reportar que había ingresado agua salada por el sistema de ventilación y que había generado un cortocircuito y un principio de incendio en el área de las placas de batería en la proa. El comandante precisó luego que la avería había sido subsanada y continuaba en viaje desde la austral ciudad de Ushuaia rumbo a su apostadero en la Base Naval Mar del Plata, 400 kilómetros al sur de Buenos Aires.
Tres horas más tarde, los sensores hidroacústicos de la Organización del Tratado de Prohibición de Ensayos Nucleares captaron una señal de un «evento violento consistente con una explosión» en un punto muy cercano a la última posición obtenida del submarino, a unos 430 kilómetros al este de las costas patagónicas argentinas y 1.300 kilómetros al sur de Buenos Aires.