La presidencia de Mauricio Macri supone dos noticias contrapuestas para la industria electrónica de Tierra del Fuego. Por un lado, está en revisión el régimen de promoción industrial. Pero por el otro, el lobby de la isla, que produce electrodomésticos y celulares, factura US$ 4 mil millones y recibe, según el Presupuesto, hasta $ 30 mil millones en subvenciones, está garantizado: Grupo Mirgor, uno de los gigantes de las terminales que ensamblan componentes, pertenece a la familia de Nicolás Caputo, el amigo íntimo del jefe de Estado y parte de la mesa chica de Cambiemos.
Cuando en 1994 Mirgor empezó a cotizar en la Bolsa, los hermanos José Luis (hoy fallecido), Jorge Antonio, Mónica y Nicolás consolidaron el 50% de las acciones de la compañía en la firma Il Tevere. El otro 50% pertenecía a Sociedad Macri, el holding de la familia del Presidente. En 1996, Socma saldría de la empresa. Hoy, el 52% está en manos de la familia Caputo, el 21% es de la Anses y el resto flota en el mercado.
Mirgor, de hecho, ha sido hasta acá el papel que más subió en el año, con un alza de más del 140%. Los estados contables de la empresa indican que la incorporación de nuevos clientes (empezaron a hacer celulares Samsung) y el avance de la fabricación de autorradios Pioneer para Toyota (que insumió US$ 5 millones de inversión en el gobierno de Cristina) compensaron una retracción en el mercado interno. Las ventas en el primer trimestre, informaron en mayo, saltaron 290,5% contra 2015. Además, el mercado “olfatea” el nuevo contexto de cercanía con el Gobierno.
MGMT. En la compañía, aseguran que hay un management profesional sin roces políticos. Está al frente hace décadas otro de los accionistas, Roberto Vázquez, ex marido de Mónica Caputo. Un par de ocasiones en el año, a veces con algunos miembros de la familia Caputo, visita las instalaciones de una compañía que rechaza cualquier “amiguismo”, aunque las suspicacias son inevitables.
Celulares. La última se suscitó cuando el Presidente presentó el plan de acceso a internet móvil, por el que se estimula la venta de teléfonos celulares inteligentes de bajo precio y en cuotas. Según datos del mercado, Mirgor produce en una planta en Río Grande, el 25% de los teléfonos inteligentes que se hacen en el país, de la marca Samsung. Un poco menos hace Brighstar, que también fabrica Samsung. El rey de los celulares (y de toda la isla) es NewSan, la firma de Rubén Cherñajovsky, íntimo amigo de Daniel Scioli, a quien Mirgor, de Caputo, ahora contrapesa con Macri en el pder también dentro de Afarte, la cámara del sector.
“El plan oficial de los celulares no le cambia nada el negocio a Mirgor: son unos 300 mil celulares en total sobre un mercado de 8 millones, de los que la firma de Caputo hace 2 millones”, relativizaron en la compañía.
Por dentro. En Río Grande también está Iatec, la compañía del grupo creada para aprovechar “adecuadamente” el régimen de promoción electrónica. Allí unos 400 empleados fabrican acondicionadores de aire para autos –un negocio que está atravesando el freno del consumo en Brasil– y uno de los últimos chiches: los autorradios Pioneer para las camionetas de Toyota, un negocio validado por la tecnología asiática, con los estándares de calidad revisados por el país de origen. También se hacen en Brasil, Tailandia y China. La diferencia son los salarios: en la Argentina se puede pagar hasta seis veces lo que se paga en Oriente. Por nueve horas, un operario en esa área gana entre 40 y 50 mil pesos, el doble del promedio de la isla, unos 23 mil pesos.
«Pero el debate en todo caso es qué país queremos”, dice un gerente de Mirgor mientras muestra la planta que es, como todas allí, un crisol de migrantes internos de todas las provincias que fueron a conseguir empleo durante el boom de venta de electrodomésticos: hace dos años, con secundario completo, cualquiera venía, aprendía a soldar y conseguía laburo. Hoy los turnos bajaron a la mitad: por ejemplo, se fabrican unos 16 mil aires para autos por mes: en 2013, más de 40 mil.
La industria espera que, en alguna charla íntima, Caputo transmita esto al propio Macri. “No tenemos idea de qué hablan en privado, pero seguro que se lo transmitirá”, dicen quienes están en el holding desde hace treinta años, y esperan que la compañía-cercana-a-Macri no los marque para siempre.
Coyuntura difícil
El debate de fondo por el futuro de la industria en Tierra del Fuego llega en el peor momento de producción, al menos de los últimos dos o tres años. Tanto las plantas de Mirgor, como NewSan o BGH, que PERFIL recorrió en un viaje organizado por la cámara de terminales electrónicas Afarte, reflejan un nivel de trabajo: la mitad del año pasado. Un turno donde había dos, o suspensiones de líneas, son moneda corriente a la espera de la reactivación. Un caso testigo es la producción de celulares de NewSan, de la marca LG, que tiene una sola línea en producción y el resto de la plataforma sin operar. “Esperamos que los 150 suspendidos vuelvan en septiembre”, dicen en la firma. En BGH esperan tomar 250 personas para hacer aires también en unos meses. Mientras, rechazan críticas por lo caro de los productos: llaman a mirar a la cadena de intermediación, a la logística, y se comparan con la industria automotriz: “A ellos nadie les dice que ensamblan”, rechazan. Y niegan que hagan bienes de baja calidad en tecnología: “Hacemos primeras marcas, y si Apple no está es porque no quiere”.
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