Diecisiete moles de cemento indican que se está llegando a la ciudad de Río Turbio. Allí todos conocen esas construcciones como «Los Pabellones». Desde hace décadas es el sitio elegido por los mineros solteros para vivir. Con el tiempo y las crisis quedaron menos mineros y se poblaron de familias con problemas de vivienda. Hoy, los ojos del pueblo están depositados en esos edificios de frente descascarado, aunque esta vez todos los miran con espanto: un padre que vivía allí con su familia fue detenido hace dos semanas por prostituir a sus cuatro hijos. Y cuatro vecinos fueron detenidos acusados de ser «clientes».
Fuentes de la investigación consultadas por Clarín dijeron que Betina Bustos, la jueza de menores que interviene, ya comprobó los delitos contra cuatro hermanos y hermanas de entre 5 y 14 años de una familia e investiga otros seis casos.
El papá de los chicos alternaba el trabajo en la mina con changas en el pueblo y algunos de los otros detenidos serían parientes de los chicos. Entre ellos hay un docente, mineros de nacionalidad chilena y argentinos llegados de las provincias del Norte. Tienen entre 45 y 60 años.
Todo comenzó con una denuncia que hizo la Casa de la Juventud, una oficina municipal que atiende a los menores de bajos recursos. Descubrieron el caso durante una colonia de vacaciones, cuando una de las nenas hizo varios dibujos que llamaron la atención de los profesores. «Contale lo que el hombre malo te hacía», se animó a decirle uno de los varones a su hermana de 14. Y la chiquita habló del manoseo y los abusos a los que era sometida habitualmente, no sólo por «los señores» sino también por su propio padre.
La sórdida historia ocurrió en los pabellones 9 y 10. Ambos quedaron abandonados cuando una empresa concesionaria de la explotación carbonífera se fue (ver Una crisis…) y, desde hace dos años pasaron al municipio.
Según las testimonios obtenidos en la causa, el padre de los chicos los «ofrecía» a cambio de comida, tickets de compras o efectivo. Los cinco detenidos están acusados de abuso deshonesto agravado, supuesta violación y corrupción de menores.
«La reactivación de las minas hizo que muchas familias llegaron con expectativas. Y cuando no tenían a dónde ir, iban a los pabellones. Apenas nos enteramos le dimos intervención al fiscal para que hiciera la denuncia. Yo no recuerdo un caso como éste en esta zona. Ahora tratamos de reacomodarlos en casas», explicó a Clarín el intendente de Río Turbio, Matías Mazú.
¿Pero qué pasaba con la madre de los chicos de la familia? Fuentes judiciales no descartan que quede involucrada como encubridora. Declaraciones suyas fueron publicadas por el diario local Tiempo Sur, que reveló la historia. «Yo imaginaba que algo pasaba pero los nenes no me querían contar, y entonces no podía hacer la denuncia. De mi marido lo sospechaba, pero no que lo iba a hacer con su propia hija. Yo sospechaba que lo podía hacer con otras nenas más grandes de los pabellones», admitió la madre. Y agregó que pensaba que mientras ella atendía a su bebé de seis meses, los otros hijos «estaban tranquilos jugando en la plaza».
Néstor Goñi fue intendente de Río Turbio y ahora defiende a dos de los acusados. «Uno de mis clientes asegura que jamás vió a los chicos. Y el otro conoce al padre porque es un hombre de campo al que mucha gente ayuda para comer», aseguró el abogado a Clarín.
De todas maneras, el defensor dijo haberse sorprendido por «la promiscuidad en la que se vive en el lugar, por lo que al haber menores por todos lados, es muy probable creer que puede haber más chicos abusados, aunque mis defendidos son de grupos bien constituidos». El abogado anticipó que la semana que viene sus defendidos van a declarar.
Por ahora la ciudad que late al ritmo del carbón no sale de la conmoción y da testimonio de aquel dicho que sentencia: «Pueblo chico, infierno grande.
Diario Clarin
