Fernández aseguró que siempre privilegió el diálogo para resolver conflictos sociales, al prestar testimonio en los tribunales de Lomas de Zamora en el marco del juicio que se le sigue a siete ex policías y un civil por la represión del 26 de junio del 2002, que dejó un saldo de dos muertos y 33 heridos con balas de plomo.
El ministro consignó que esa política de diálogo iniciada durante el gobierno de Eduardo Duhalde se continuó en la política de derechos humanos desarrollada por el presidente Kirchner, a la que definió como «un triunfo de este gobierno».
También aseveró desconocer el contenido de los archivos secretos de la SIDE. Pero sobre esos hechos cargó contra el entonces Jefe de Gabinete y actual diputado nacional justicialista, Alfredo Atanasof, a quien señaló como uno de los funcionarios que defendía las políticas “duras” contra los piqueteros.
Fernández, quien al momento de los asesinatos de Kosteki y Santillán era Secretario General de la Presidencia, aseguró que desde que asumió Duhalde al frente del Ejecutivo él mismo se encargó de «dialogar con distintos referentes piqueteros» para «resolver la alta conflictividad social que se vivía en Argentina».
En este sentido, diferenció entre los funcionarios que proponían «atacar las causas de conflicto» con políticas sociales y diálogo, y los que preferían «atacar sus efectos» «con represión» o «indiferencia».
El ministro, quien se incluyó en el primer grupo junto a Duhalde, aseguró que el entonces Jefe de Gabinete y hoy diputado, Alfredo Atanasof, se encontraba entre los segundos.
«Atanasof se oponía a mi forma de encarar esa política. Yo no concebía su forma de actuar y por eso no participé», dijo sobre las declaraciones del ex funcionario de días previos a la represión, respecto a que cualquier intento de cortar el Puente Pueyrredón sería considerado como «una declaración de guerra» por el gobierno de Duhalde.
En tanto, añadió que la política para encarar el conflicto social emprendida por el duhaldismo quedó «clara» en el mismo discurso que realizó Duuhalde al asumir la presidencia el 1 de enero de 2002, tras la caída del gobierno de Fernando de la Rúa luego de la movilización popular que terminó con más 30 muertos.
