Pasado mañana, según anticipó el titular de la autoridad monetaria, Federico Sturzenegger, el directorio piensa votar una norma para habilitar la apertura digital de una cuenta bancaria, y, probablemente, la semana próxima, agregó, establecerá que ya no será necesario acercarse a una sucursal para depositar un cheque, sino que podrá enviarse simplemente mediante una foto desde el celular.
Ya hay varias empresas que promocionan aplicaciones móviles que permiten el depósito de cheques, como el caso de GIRE Soluciones, mientras entidades como el Banco de Santa Fe ya las tienen vigentes, y pronto las incorporarán los bancos de Entre Ríos, San Juan y Santa Cruz, que forman parte del mismo grupo. Se trata de Santa Fe PayCheck, una app para smartphones que permite depositar o descontar cheques desde cualquier sitio.
Con ella se capta la imagen del cheque por medio de la cámara y luego se decodifica la información de la foto para que el usuario solo tenga que indicar la cuenta de destino de los fondos a fin de poder acreditarlos. Desde la entidad dicen que trabajan con altos estándares de seguridad.
En el exterior, incluso en varios países de la región, se trata de una práctica habitual desde hace años. En los Estados Unidos, sin ir más lejos, surgió a partir de la 21st. Century Act, en 2003, que facilitó la operatoria permitiendo que quien reciba un cheque lo transforme en un documento digital desde el teléfono.
Gabriel Pérez, gerente de GIRE Soluciones, empresa que aun antes de conocer la iniciativa del Central ya estaba trabajando con dos bancos locales para poner a punto el servicio antes de fin de año, explicó que «se necesita una aplicación con cierta seguridad, para hacer la captura del cheque y enviarlo al banco».
Según estadísticas de VeriTran, basadas en descargas de las tiendas de aplicativos, los usuarios de mobile banking aumentaron un 100% con respecto de 2015, para llegar a 3 millones de personas este año. En el mismo período, creció en un 15% la cantidad de usuarios que opera vía home banking (5,2 millones de usuarios) para llegar a 6 millones de individuos en 2016.
«El Banco Central viene tomando muchas medidas para reducir los costos y desburocratizar las transacciones financieras», dijo ayer, por su parte, Sturzenegger, que fue el encargado de abrir el seminario organizado por la Asociación de Marketing Bancario Argentino (AMBA), en el Yacht Club de Puerto Madero.
Los bancos, dijo el presidente del BCRA, fueron uno de los grandes beneficiados con el «subsidio del impuesto inflacionario», dado que la inflación permitía una mayor diferencia entre la tasa pasiva (de los depósitos) y la activa (de los créditos). Pero, ahora, advirtió, en un entorno en el que la inflación «está bajando», los bancos verán acotada su rentabilidad, y deberán, por un lado, tomar todas las medidas posibles para ir hacia una reordenamiento integral de las transacciones financieras, a fin de mejorar el alcance y reducir los costos de las operaciones, y por le otro, buscar ampliar su escala, para captar «no sólo depósitos transaccionales, sino que el uso del sistema financiero sea como vehículo de ahorro».
El presidente del BCRA aprovechó para castigar a los banqueros por no hacer todo lo que podrían hacer para desarrollar el negocio financiero. «No veo el nivel de efervescencia que me gustaría. No veo ansias de ir a buscar todo ese ahorro que está fuera del sistema financiero», se lamentó Sturzenegger, que alentó a los bancos a «salir al mercado y competir».
En tal sentido, les reclamó -lo escuchaban en primera fila el presidente de la cámara que nuclea a la banca nacional (Adeba), Daniel Llambias, y el presidente del Comafi, Guillermo Cerviño, entre otros, que fomenten entre sus clientes los productos de ahorro en Unidades de Vivienda (UVI), la nueva unidad de ajuste creada por el BCRA para reactivar el negocio de hipotecas, que se actualiza por el Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER).
«Actualmente, se están aprobando un promedio de $ 10 millones en créditos hipotecarios en UVI por día, por lo que en poco tiempo este esquema de operaciones cobrará un papel protagónico», ilustró Sturzenegger. «Pero el entusiasmo de la colocación de crédito no se ha visto acompañado con el mismo énfasis en el ofrecimiento por parte de las entidades financieras de oportunidades de ahorro en UVI. Si no le ofrecemos tasa positiva al depositante vamos a seguir sin sector financiero. Ahí está la oportunidad de crecimiento», reclamó.
En la Argentina, ilustró, los depósitos apenas representan el 15% del Producto Bruto Interno (PBI), cuando en Chile llegan al 57% o en Bolivia, al 65%. Mientras que en países desarrollados como el Reino Unido o Japón el ratio es del 140% del PBI y del 236%, respectivamente. «Pero obviamente sin depósitos no hay materia prima para el crédito», espetó Sturzenegger. «[El financiero] es un sector que tiene para crecer 10 o 15 veces», se entusiasmó.
Desde el auditorio, sin embargo, le hicieron llegar a Sturzenegger su preocupación por el obstáculo que significa el impuesto a los débitos y créditos (popularmente conocido como el «impuesto al cheque») para cualquier plan de bancarización. Sturzenegger concedió que «no ayuda para fomentar la bancarización», y aseguró que ya había planteando el tema ante Hacienda y el Congreso. «Tenemos que encontrar una manera en la que fiscalmente sea neutro. A nosotros nos gustaría gravar el efectivo y no la bancarización», reconoció.
Aunque Sturzenegger cosecha halagos entre los hombres del sistema financiero, muchos creen que sus intenciones no siempre son realistas. «Es brillante, pero en el tema bancarización subestima el peso de los impuestos», confió luego a LA NACION el gerente de un banco, ilustró.
Con la colaboración de José E. Bordón, en Santa Fe